Cecilia Roman, relajada después de la segunda defensa del título de campeona del mundo en la categoría gallo de la Federación Internacional de Boxeo, se enfrentó a otro reto… El PING PONG de La Excusa en Antena 1. Algunas de sus frases fueron:
«De mi círculo cercano admiro especialmente a mis hijos. En estos días de descanso vamos a preparar los dos cumpleaños: Lucas, que tendrá 10 años y Ana, 6».
«¿Alguna locura que cometí? Uff, muchas. Cuando subí por primera vez al ring, mi madre no lo podía entender».
«Del 1 al 10 me considero romántica, un 2. Para producirme, puedo tardar lo que dura un round, 2 minutos»
«¿Cómo me imagino más adelante? Como el video de la señora de 80 años que hace fitness. O la que se escapa para hacerse un tatuaje. El próximo que me haré será el cerdo de Pink Floyd, en la pierna izquierda».
«Siempre hay que brindar por el presente».
La campeona charló también de los días previos y de las sensaciones posteriores al combate del sábado.
«Quedé más que feliz con esta pelea. No pasó nada raro en esta pelea».
«Desde el 15 de diciembre pensaba en esta revancha. Trabajé en la parte mental, porque la concentración era un punto clave. Por eso viajé a San Juan el día del pesaje y no una semana antes, como en la primer pelea con Lozano».
«El equipo quedó también muy conforme con mi actuación y me anticipó que me prepare para lo que viene. Esperemos que se de la revancha con Carolina Duer».
«Haber peleado en el Mocoroa significó una nueva noche histórica. Ahí viví mi etapa amateur y debuté como profesional, que fue la primera vez para el boxeo femenino. La verdad que fue una noche soñada».
«Me emocionaron muchas cosas. La gente que sabe todo lo que hice para llegar a este presente. Una amiga se subió al ring y cuando me abraza, le dije que me dejara que me iba a hacer llorar».
«El primer permitido después de la pelea fue una porción de torta».